En su inepto intento de devolver la vida a "Santa", el ángel provoca que un gran grupo de zombies hambrientos de cerebros salga de sus tumbas y se abalance sobre los habitantes del pueblo.
Es un lazo que no encerró más que un aspa del animal, y no lo detiene sino un corto momento, hasta que, al tirón, resbala de la punta con fuerza la argolla, y se vuelve sobre el jinete como bala, con peligro de herirlo en la cabeza, mientras el animal, suelto, si es de mal genio, puede correr contra algunos de los de a pie; si se mixtura con los animales ya herrados, hay que volverlo a enlazar y remover toda la hacienda, pudiendo suceder que se corte algún animal enojado y se abalance sobre el fogón, el carro, el montón de leña, pegando golpes, corneando, destrozando, y sembrando el pánico entre la gente.
Teres. en su Vida, cap.21. No se pone cola delante à que no se abalance. Ovall.Hist.Chil.fon.236. No aguardó el enemígo à que los Españóles llegasen à lo alto, sino que al punto que los vió subir se abalanzó à ellos.
—Usté, está visto que es el mejor de los Badía... Casio, no hay nada que hacer... —No se
abalance... Ahora Casio sale a consultar el punto con la propia "mercadería".
Yamandú Rodríguez
No hay águila, ni ninguna otra ave de rapiña, que más presto se
abalance a la presa que se le ofrece, que nosotros nos abalanzamos a las ocasiones que algún interés nos señalen; y, finalmente, tenemos muchas habilidades que felice fin nos prometen; porque en la cárcel cantamos, en el potro callamos, de día trabajamos y de noche hurtamos; o, por mejor decir, avisamos que nadie viva descuidado de mirar dónde pone su hacienda.
Miguel de Cervantes
Cualquier jugador que se abalance sobre un contrario en la disputa del balón desde delante, detrás o los lados, utilizando una o ambas piernas con fuerza excesiva y poniendo en peligro la integridad física del oponente, será culpable de juego brusco grave.