«Al resplandor de los relámpagos de tus armas», ha de entenderse que oirán tus tiros; porque el Señor dijo a sus discípulos: «Lo que os digo en secreto predicadlo’ en público.» «Con tus amenazas abatirás los hombres, y con tu furor y saña derribarás y sojuzgarás las gentes»; porque a los que se ensalzaren y ensoberbecieren los quebrantarás con el rigor de tu castigo.
Pero esto mismo, que es privilegio exclusivo de Dios, pretende apropiárselo para sí el espíritu hinchado de soberbia, y le gusta que le digan para alabarle: «Perdonarás al vencido y abatirás al soberbio».