En uno de sus destacados discursos, les recordó el deber y acabaron amenazando con marchar a la mañana siguiente temprano con sólo la X Legión, sobre cuyo valor no tenía ninguna duda. El discurso pretendía suscitar la lealtad fanática en la X y abochornar y rivalizar con las otras.
Jubilosos de
abochornar el peligro a bofetadas de coraje, hubiéramos querido secundarlo con la claridad de una fanfarria y la estrepitosa alegría de un pandero, despertar a los hombres, para demostrar qué regocijo nos engrandece las almas cuando quebrantamos la ley y entramos sonriendo en el pecado.
Roberto Arlt