Se acabó de nombrar todos sus nombres cuando fueron picados por el pelo de la faz de la rodilla de Maestro Mago; en realidad no era un mosquito quien les había picado, quien había ido a escuchar todos sus nombres para Maestro Mago, Brujito.
Entonces salió el Conejo quien se fue brincando, pero al instante fue perseguido por los Xibalbá quienes corrieron tumultuosamente, quienes chillaron detrás del conejo; bien pronto todo Xibalbá acabó por ir .
¡Y para eso quiere que la oiga!... ¡Pues no la oigo a usted! ¡Se
acabó la conferencia! ¡Rosa, el almuerzo! Señorita: en el comedor le aguardo...
Pedro Antonio de Alarcón
Mi mujer, aunque más sensata, ha divagado también bastante más de lo que confiesa. ¡Pero ya se
acabó, por suerte! Esta situación de mártir, de bebé vigilado segundo a segundo contra tal disparatada amenaza de muerte, no es seductora, a pesar de todo.
Horacio Quiroga
No se marchitará por eso, pero a medida que pasen los años, sus flores serán menos numerosas, dejará de dar frutos, y, al fin... al fin se
acabó la historia.
Hans Christian Andersen
Desde que se
acabó la guerra, se halla constantemente de reemplazo; pues, si bien he logrado, en mis épocas de favor político, proporcionarle tal o cual colocación en oficinas militares, regimientos, etcétera, a las veinticuatro horas ha vuelto a ser enviado a su casa.
Pedro Antonio de Alarcón
Y tú también, Agatón, aprovéchate de estos ejemplos y procura no dejarte engañar a tu vez por este hombre; que mi triste experiencia te ilumine y no imites al insensato, que según el proverbio por la pena es cuerdo». Cuando acabó de hablar Alcibíades, se rieron de su franqueza y de que parecía que todavía estaba enamorado de Sócrates.
Y por diversión, al mediodía, la inacabable historia de los piques de su chico. —Esto no puede continuar así —
acabó por decirse Subercasaux—.
Horacio Quiroga
Zephir En danés, el céfiro es viento de Poniente, te hiela a través del paño más caliente. -¡Por fin se
acabó! Pero aún no estamos al cabo de la calle.
Hans Christian Andersen
Mientras que se cuidaban los ojos de Principal Guacamayo se desollaron sus ojos, se acabó de quitarle sus metales preciosos. Pero él no podía ya sentirlo; todavía veía cuando lo que le enorgullecía hubo acabado de serle quitado por Maestro Mago.
Sin embargo, aquella botella no llevaba la indicación «veneno», así que Alicia se atrevió a probar el contenido, y, encontrándolo muy agradable (tenía, de hecho, una mezcla de sabores a tarta de cerezas, almíbar, piña, pavo asado, caramelo y tostadas calientes con mantequilla), se lo acabó en un santiamén.
Había nacido entre los hurras de los chiquillos, saludado con el sonar de cascabeles y el chasquear de látigos de los trineos.
Acabó de ocultarse el sol, salió la Luna, una Luna llena, redonda y grande, clara y hermosa en el aire azul.
Hans Christian Andersen