y los señorones y las autoridades, a hacerles la capa..., ¡y arriba!
Bebedor y holgazán, mujeriego, timbista y perdido como era su Frutos, alias Verderón, siempre acompañaba y traía a casa una corteza de pan...
Emilia Pardo Bazán
Durante la noche, en el momento en que cerraba los ojos, me convertía en un joven caballero, experto en mujeres, perros y caballos, jugador de dados, bebedor y blasfemo.
Influyentes en la población por su generosidad y llaneza para con todos, así como por su gran fortuna y relaciones de familia, cada uno de ellos era también el prototipo de un vicio. Juan Izquieta, que chupaba más que esponja, jamás hizo ascos a un pellejo de mosto ni encontró
bebedor que lo derrotase.
Ricardo Palma
Llegado a España, lo nombró el rey ministro de Estado, creemos que en el ramo de Marina, y murió en 1810, muy pesaroso por haber sido uno de los miembros de la regencia que contribuyó a que Napoleón dominase en la metrópoli. = Grano de Oro era un negrito casi enano, regordete y patizambo, gran
bebedor e insigne guitarrista.
Ricardo Palma
Juan Izquieta se puso con Pirindín a copa va y copa viene de un vinillo de pulso, y el hasta entonces invencible
bebedor cayó beodo debajo de la mesa, lo mismo que un lord inglés.
Ricardo Palma
Oyó con gran sosiego Loaysa la arenga de la señora Marialonso, y con grave reposo y autoridad respondió: -Por cierto, señoras hermanas y compañeras mías, que nunca mi intento fue, es, ni será otro que daros gusto y contento en cuanto mis fuerzas alcanzaren; y así, no se me hará cuesta arriba este juramento que me piden; pero quisiera yo que se fiara algo de mi palabra, porque dada de tal persona como yo soy, era lo mismo que hacer una obligación guarentigia; y quiero hacer saber a vuesa merced que debajo del sayal hay ál, y que debajo de mala capa suele estar un buen
bebedor.
Miguel de Cervantes Saavedra
Guardé mi arma, inútil ya, y mientras mis nervios reentraban en calma pensé en el dador de la paliza. Cañita, un muchacho
bebedor e impetuoso que mi padre utilizaba en los momentos peliagudos de una elección.
Ricardo Güiraldes
Perdóname, si quieres, que lo puedes, por no haber consumado los proyectos que quizá tenías para mí y los quebré saliendo a contramano, desprogramado: mal jugador, sin más parrandas que los cines, los teatros, los museos y alguna galería; peor
bebedor, sólo los jugos que me roban años o un whisky aligerándome presiones o una cerveza para entregarme al sueño y acaso vino...
Antonio Domínguez Hidalgo
ninguno más querido que aquel pobre Garcín, triste casi siempre, buen
bebedor de ajenjo, soñador que nunca se emborrachaba, y, como bohemio intachable, bravo improvisador.
Rubén Darío
Este pequeño estrecho, tan poderoso, tan gritón, tan bebedor, capaz de sacar a uno de sus casillas, era un lugar de gran peligro para los antiguos navegantes holandeses, puesto que sacudía sus barcas en forma de bañera, deteniéndolas en remolinos capaces de marear a cualquiera que no fuera un holandés, o, lo que ocurría con frecuencia, colocándolas sobre rocas y restingas.
Profesor de idiomas, excitaba la hilaridad de los alumnos, ora con la perilla, ora con la tapa. El señor Vildeter era, además de profesor, un sablista incansable y un bebedor de cognac no menos incansable.
La Alameda ofrecía en ocasiones tales el aspecto de una reunión de rotosas y mendigas; pero así como el refrán reza que tras una mala capa se esconde un buen
bebedor, así los galanes de esos tiempos, sabuesos de fino olfato, sabían que la saya de más tiritas y el manto más remendado encubrían siempre una chica como un lucero.
Ricardo Palma