Pensaba en el momento en que todos habían brindado por los prometidos, pensaba en el primer
beso -pero todo esto se lo callaba; ahora no era sino una vieja solterona.
Hans Christian Andersen
El día del cumpleaños de Emilita llegaron a la casa flores y libros, cartas y tarjetas. La generala le dio un
beso en la boca, el general se lo dio en la frente.
Hans Christian Andersen
El autobús reemprende la marcha y se pierde entre el laberinto de la ciudad. La abrazo y le doy un
beso. Los dos nos dirigimos hacia donde quedamos.
Antonio Domínguez Hidalgo
La ciudad está dormida y en su profundidad durmiente anhela continuar inmóvil hasta que un príncipe desconocido y arrogante, emanado del esfuerzo colectivo, le dé un
beso y la despierte...
Antonio Domínguez Hidalgo
Si a nosotros por entero quieres a todos perder, Victio, abre la boca: por entero lo que deseas lograrás. 99 Te he robado a ti, mientras juegas, Juvencio de miel, un suavecillo beso, que la dulce ambrosia más dulce.
Además al infesto Amor, pobre de mí, de entregarme no cesaste, y de todo modo de crucificarme, tal que a mí, de ambrosia, mudado ya fuera aquel suavecillo beso, que el amargo eléboro más amargo.
Semejaba un sutil y procaz asedio de maleficios que en cámara lenta intentaran opacar la luminosidad de aquella transparente región para dejarla adormecida en las sombras del mutismo, sin que nadie ni nada pudiera liberar de su oscuro encantamiento a la bella urbe despojada de un beso imposible.
¡Ay cómo lloraba el caballero! Montado en un ágil caballo sin freno, venía en la busca del pan y del beso. Todas las ventanas preguntan al viento por el llanto oscuro del caballero.
El Maroto fijó una mirada desdeñosa en el tallista, y -Pero si ese alma mía es to azúcar, hombre, si eso es más durce que un petisú; si ése dicen que ha nacío del beso de dos panales.
el inocente cual si entendiera lo que entonces piensas, las manecitas cariñosas tiende, abre en sonrisa la encarnada boca y el dulce beso maternal provoca.
La armonía hecha carne tú eres, El resumen genial de lo lírico. En ti duerme la melancolía, El secreto del beso y del grito. Dulcísima.
¡Que en mal hora muera si no tenía gana de encontrarte el gitanico para decirte la buenaventura y darte un
beso en esa mano de emperador!
Pedro Antonio de Alarcón