Del ángel y la
bestia que, según Pascal, llevamos todos dentro de nosotros, el ángel queda en pie, bondadoso, tolerante, lleno de dulce misericordia para los hombres y las cosas, y la
bestia, apasionada y rugiente de apetitos, cae a los pies, como envoltura rasgada y flácida.
Vicente Blasco Ibáñez
El padre de la criatura, un negro que trabajaba en el embarcadero de la ciudad, al enterarse de que su hijo había perecido entre las zarpas de un gorila, se presentó en el criadero, tomó la
bestia por una pata y le cortó la cabeza.
Roberto Arlt
Todos confesaron sus delitos -habían devorado vivas a muchas personas-, pero no había uno solo de ellos que no alegara que cometía estos crímenes cuando se había metamorfoseado en una
bestia...
Roberto Arlt
Por entre unas tablas se distinguía a la mujer abrazando tiernamente a la
bestia, y el mono, con expresión compungida, miraba en rededor, brillantes los ojos lastimeros.
Roberto Arlt
Los mozos bravos de cabeza ligera -y bien sabe el diablo que en Valencia no faltan- excitábanse unos a otros y echaban suertes para salir contra la
bestia, marchando a su encuentro con hachas, lanzas, espadas y cuchillos.
Vicente Blasco Ibáñez
La hoguera mantenida a todas horas, el tizón transmitido de unos grupos a otros como un fetiche omnipotente, la certeza de poder producir el fuego en todos los sitios, emancipó a la pobre
bestia humana, eterna víctima de otros seres más fuertes, por haber nacido débil y sin armas.
Vicente Blasco Ibáñez
Le dije a la esclava: -Trae el gorila. La mujer dejó caer pesadamente la
bestia muerta junto al tratante de esclavos. Sin perder tiempo, le despojé de su turbante, y con la larga tira de muselina lo amarré de pies y manos.
Roberto Arlt
La hembra, mísera
bestia dedicada a procrear hijos de padres desconocidos y a defenderlos de sus propios generadores, se convirtió en guardadora de la hoguera, en respetada sacerdotisa de la llama.
Vicente Blasco Ibáñez
Su traje era la piel arrancada a la
bestia luego de atroz combate a palos y pedradas; su suprema elegancia, una capa de grasa esparcida sobre el cuerpo; su arte, un collar de dientes de fiera o un adorno de espinas de pescado.
Vicente Blasco Ibáñez
La noche en que la
bestia bípeda, acurrucada junto a la hoguera encendida por la tempestad, intentó el gesto salvador asiendo una rama para arrojarla al rescoldo, prolongando su luz y su calor, fue te, verdadera Nochebuena de nuestra historia, la del nacimiento del hombre-rey.
Vicente Blasco Ibáñez
"Yo no era un sentimental; estaba acostumbrado a considerar al negro al mismo nivel que a la
bestia, pero esta negra de cara romboidal, joven y ya martirizada, despertó mi piedad.
Roberto Arlt
La religión, viniendo en auxilio de los buenos y recelando las infernales artes del Maléfico en esta horrorosa calamidad, quiso entrar en combate con la
bestia; y un día, el clero, con su obispo a la cabeza, salió por las puertas de Valencia, dirigiéndose valerosamente al río con gran provisión de latines y agua bendita.
Vicente Blasco Ibáñez