-«Se lo daré cuando hayamos arreglado con don Justo»; y agregó: «No vaya a decir a nadie cuánto le cuesta, pues todos dirían que es demasiado poco y me armarían un bochinche.» Poco tiempo después, el juez mandó llamar a don Justo, y le hizo comprender que no valía la pena seguir pleito a semejante infeliz; que tampoco, quizás, era él el culpable; que podía ser, lo de las ovejas contraseñaladas encontradas en su majada, alguna venganza de peón despedido o quien sabe qué.
- Pero es cuando el hombre no es equitativo,- explica la estudiante.- Si busca a dos, tanto a la una como a la ora la debe tener igual, si no, mejor no se meta.- - Y tiene que dormir en las dos casas, tres días en una y tres días en la otra, porque si no, bochinche de nuevo,- explica Tania.
Pues esas zalagardas son hojarasca y buñuelo al lado del barullo que se armó en 1561. Lo que nos prueba que desde que Lima es Lima, mis lindas paisanas han sido aficionadillas al
bochinche.
Ricardo Palma
Lo cierto es que, aunque estuviese presente la comisión, y por tal que no hubiese bochinche, ahí se jugaba con la misma libertad que en cualquier ruleta de pueblo veraniego.
Encontré por la Suidá un amigo mío y compinche, y me contó otro bochinche que tal vez, naide creerá por ser cosa e gravedá: parece que sin razones sacaron de Canelones dos Presientantes ligidos, y otros sin serlo han ponido con embroya y falsiciones.
Involuntariamente, la primera pregunta de Erdosain fue: –Y, ¿te casaste con Hipólita?.. –Sí, pero no te imaginas el
bochinche que se armó en casa...
Roberto Arlt
¿Y el canalla de tu hijo por qué no vino a la obra?' Qué vida, frau, qué vida... Voy a la cocina y ligerito prendo el gas. Pensaba que si venía Maximito iba a suceder un
bochinche, y temblaba, frau. ¡Dios mío!
Roberto Arlt
Acudió la guardia de palacio al sitio del
bochinche, y tras ella, ¡Dios nos libre y nos defienda!, la calesita verde de la Inquisición.
Ricardo Palma
El sagaz obispo receló que si las recibía con bravatas, tal estaban de exaltadas las revolucionarias, serían capaces de echarlo todo a doce y llevar el
bochinche Dios sabe a qué extremos.
Ricardo Palma
A los primeros disparos, Pedro de Maldonado (a quien se conocía con el sobrenombre del Gigante, por ser el hombre más corpulento que hasta entonces se viera en el Perú) guardose en el pecho el libro de Horas en que estaba rezando, y armado de una pica, salió a tomar parte en el
bochinche.
Ricardo Palma
Los otros carneros vienen a juzgar los golpes, y empiezan todos a topar entre sí, armando un bochinche que, en la vida social ovina, seguramente merecerá el título de sensacional.
Conocíase a los últimos con el nombre de indefinidos hambrientos; eran gente siempre lista para el
bochinche y que pásaban el tiempo esperando la hora...
Ricardo Palma