Como segundo punto, se debería conseguir un consenso sobre la Sucesión que se basase en una serie de premisas: un testamento que fuese aceptado por todos, tanto en España como en Europa, y que se hiciese cumplir, desbaratar cualquier arreglo internacional acerca de la Sucesión que no tuviese en cuenta a España, impedir la división de la Monarquía y evitar una guerra que manchase de sangre no solo a Europa sino también a la propia España.