No hay nártex en el que remolonear: el visitante es proyectado inmediatamente en el cuerpo de la iglesia, una simple nave central, sin naves laterales, de manera que la congregación esté junta y concentrada en el altar mayor.
Pero algunas moscas, envidiosas, llenas de veneno, vinieron a remolonear alrededor de la estatua y la acosaron con sus minúsculas picaduras de coloso soñando bajo el luminoso cielo.